Obras españolas para trombón solista
La mayor parte de los trombonistas conocemos el Concertino de F.David, el Concerto de H.Tomasi, o la Ballade de F.Martin, pero… ¿alguna vez nos hemos planteado si conocemos alguna obra para trombón solista compuesta por un español?
En un primer momento es posible que
solo nos vengan dos o tres nombres a la cabeza, pero puedo deciros que, después
de realizar una larga investigación, existen más de 130 obras de
estas características.
Con este repertorio se ha elaborado
un catálogo digital para ayudar a su difusión en medios especializados y para
que sirva como referencia a todos aquellos curiosos que se interesen por estas
obras. Puedes consultarlo gratuitamente aquí.
Del estudio realizado en 2011 se
desprenden algunos datos llamativos como que, con una muestra de más de un centenar
de trombonistas, el 64% de los encuestados no ha interpretado nunca una obra
para trombón solista de un compositor español, o que únicamente el 8% de la
muestra interpretó en más de una ocasión piezas de este repertorio.
La primera obra de la que se tiene
constancia se titula ‘Solo de concurso’ y fue compuesta por Joan Lamote de Grignon en torno a 1920. Como director de la Banda Municipal de Barcelona,
cargo que desempeñó a partir de 1914, Joan Lamote tuvo que componer diversas
obras para instrumento solista para ser interpretadas en las audiciones que
daban acceso a dicha agrupación. Es por eso que ‘Solo de concurso’ es una obra
breve, solamente dura cuatro minutos, y orientada a demostrar todas las
capacidades del instrumentista en este espacio de tiempo. En 2008 la editorial
Brotons & Mercadal publicó esta obra escrita originalmente para Bugle Contrabasso y Piano.
Hasta el año 1972 no se tiene
constancia de ninguna otra obra, pero en ese año Luis de Pablo y José Ramón
Encinar componen respectivamente ‘Pardon’ para trombón y clarinete, y ‘Yantra’
para trombón y violonchelo. La primera es una pieza de dos minutos de duración
que juega con los timbres de ambos instrumentos, mientras que la segunda es una
obra más extensa, de unos 65 minutos de duración, con una escritura más
vanguardista.
Otro salto en la historia nos sitúa
a mediados de la década de los ochenta, concretamente en 1986. Miquel Badia
(padre), autor de un importante tratado didáctico para trombón, compone ‘Romanza sin palabras’, una pieza sencilla, adecuada para ser interpretada por
estudiantes, al igual que ‘Serenata española’ y ‘Evocación’, compuestas en
1989.
Con la llegada de la década de los
noventa empezó a proliferar en España el repertorio para trombón solista que
desde los años ’40 se había empezado a desarrollar en Centroeuropa con la
composición de la Ballade de Frank
Martin como punto de inflexión.
La evolución de la técnica del
instrumento, ligada al desarrollo de los lenguajes compositivos que se
introdujeron a principios del siglo XX, ha hecho posible que el trombón se haya
convertido en un instrumento importante en funciones de solista, especialmente
en estilos como el jazz, funk, soul…
Partiendo de esta base se empezaron
a componer conciertos para trombón con una variada mezcla de estilos. Algunos
ejemplos de la introducción de lenguajes populares a los conciertos ‘clásicos’
son New Orleans, de Eugène Bozza; Bolivar de Eric Cook o Jazz-trombone de Carlos Perón.
Volviendo a lo que ocurrió en
España, en 1968 se quiso implantar por Orden Ministerial la obligatoriedad de
interpretar en el examen final de los estudios del Plan 66, al menos una obra
española original para instrumento solista. Esta medida debería haber sido un
estímulo para los compositores españoles para adentrarse en este tipo de
repertorio, sin embargo la situación política y social del país no favorecía la
creación artística y no proliferó.
El desarrollo del repertorio tuvo
que llegar por otras vías. En muchas ocasiones los trombonistas pedían a amigos
compositores que escribieran alguna obra para ellos. Otras, los propios
trombonistas creaban obras para interpretarlas o dedicarlas a sus maestros, pero
el crecimiento exponencial del repertorio ha sido posible gracias a figuras
como las de Carlos Gil, Ricardo Casero, Daniel Anarte, Alberto Urretxo, Inda
Bonet, Simeón Galduf, Elies Hernandis o Antonio Pallarés, entre muchos otros
que no cito, por haber participado activamente en la interpretación y difusión
de este repertorio. Ésta es la principal motivación para que los compositores
sigan interesándose por el trombón como instrumento solista.
Con instrumentistas implicados en
la interpretación de las nuevas piezas nuestro repertorio continuará creciendo.
Y tú, ¿qué obra española vas a tocar?
Artículo cedido por Miguel Galdón Pérez
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